martes, 27 de marzo de 2012

l´Esperança


Aquell joc, aquell “mica en mica” que havia pactat li encantava, però el desconcertava i el posava un tant nerviós.

Ella tenia un treball llavors, havia quedat, havia estat ausent per això, i ell només desitjava arribar a casa i trobar-se a la porta un comodí enganxat a la porta, just abans de que, sense ni haver assimilat el fet, ella baixés per les escales que porten al terrat.


Ricard sigue escribiendo y yo le sigo ilustrando.

http://quotidianitats.wordpress.com/

sábado, 24 de marzo de 2012

Somnis



Somni d´una nit d´hivern

Era una sensació força romàntica, despertar-se a mig sonàmbul, despertat per un somni en el qual li volien treure allò tant valuós. Tot d’una agafava el coixí amb totes les seves forçes, ja desvetllat del tot, sense saber perquè; va necessitar uns segons per entendre, que era allà, sota el coixí on guardava la peça de roba que ella es va deixar aquella nit que el noi va qualificar com “preciosa”.


Colaboración con Ricard. Él escribe y yo ilustro.

Mas escritos suyos en http://quotidianitats.wordpress.com/

viernes, 9 de marzo de 2012

la Fornarina - Rafael


Yo se mas del deseo que de la satisfacción.

En la vida, como en el arte todo son pistas que hay que saber ir leyendo.

Al principio como en el cuadro de la Fornarina de Rafael, se nos pasa por alto que la luz, por ejemplo, acaricia su cuerpo, que forma un recorrido que pasa por la cabeza y te guía hasta sus pechos, que sigue por su brazo y que llega hasta el pubis.

No sabemos tampoco, que Rafael estaba comprometido con una mujer de la realeza y que a escondidas, quedaba con Margarite, su amante, la que retrata, a la que acaricia como acaricia la luz que la ilumina.

Necesitamos pistas, nos tienen que enseñar a verlas.

Margarite era la hija de un panadero, un hecho que no parece importante sino fuera que por aquel entonces Rafael era lo que hoy podría ser un George Clooney, un George Clooney enamorado de la señora que limpia su casa, por ejemplo.

Que la pinta, la ilustra como si fuera una diosa, de hecho, siguiendo los cánones de la Venus púdica, diosa del amor y la belleza… ya ves tu una simple panadera.

Pero nosotros no tenemos que saber estas cosas, a veces tiene que venir alguien a abrirnos los ojos, a mostrarnos qué se nos pasa por alto, a enseñarnos, como en la vida, que hay algo mas allá de lo que estamos acostumbrados a ver.

Su cara, impasible, o no. Imaginemos el momento de retratarla, pintor y pintada en un lugar en común, amante y amada. Si la luz acariciaba su cuerpo sin ser tocada, su cara expresa lo que podrá suceder cuando todo termine. Es muy sutil, casi inapreciable, como las cosas realmente importantes de la vida.

Una pulsera con el nombre del autor recubre su brazo, a modo de firma, a modo de autentificar que aquella obra es suya, que aquella mujer por momentos también lo es. Nos grita que lo que tienen existe, que es real, una firma de intenciones, un secreto a voces.

Las pistas son las sutilezas de nuestro lenguaje, este que nosotros mismos hemos creado y que se nos escapa a veces de las manos. Todo tiene una historia detrás, que no la veamos no significa que no exista.

Al fin y al cabo la realidad es aquello a lo que decidamos prestarle atención.

jueves, 1 de marzo de 2012

Autorretrato


Y de pronto una voz, mirada, un gesto
tropieza con mi idea de mí mismo
y veo aparecer en el espejo
a un ser inesperado, insospechado,
que me mira con ojos que son míos.

Ese desconocido que soy yo.
Ese al que los demás se dirigían
al dirigirse a mí, sin yo saberlo.
Ese irreconocible ser inmóvil
que inspecciona mis rasgos hoscamente.

En vano apremio al otro, el verdadero,
a aquel que unos segundos antes yo era.
Sólo está frente a mí, con ceño adusto,
ese desconocido inesperado
que me mira con ojos que son míos.

Jose María Fonollosa